Cambia mi piel
Deslumbrado por el fuego, me acerqué…
Tus palabras blandieron llamas como latigazos sin perdón, y me vi rodeado… embriagado por el dulce dolor me sumergí y me quemaste. Mi garganta seca ni siquiera pudo gritar… ni para detenerte… solo te dejé ir mientras me consumía a tus pies, mi corazón en llagas moría con cada paso lejos de mi…
Navego en olvido para descansar, arrancar mi piel de tus besos… de tus labios, de tus manos.
Los días me apuran… hoy no sale el sol ¿mañana saldrá?... no aguanto, me quema…
Si no estás quema…
Siento que me hundo, mi pecho se desgarra ante el dolor… quema…
No sé, ¿estuviste? ¿Fue real?
Mi todo huele a ti… mi almohada, mi piel… el perfume de la embriagadez… y lo aspiro porque prefiero morir oliéndote a no tener nada… a dejarte ir sin más.
Tiempo a descuento me huye el puñal, corro a tus brazos y ya no están… como un ciego en medio de la oscuridad, más perdido de lo que estoy… quema…
Si fuera posible arrancar la piel de mí… lejos… porque toda ella te tiene, la dejaste marcada. Cambiar mi piel… ya que no estás…
Desnudo hasta los huesos, hundiéndome en mi desconsuelo… no hay vuelta hacia atrás. Consumiéndome en cada respiro… porque maldito yo que aún respiro tu piel, desesperado respiro… hasta que no quede más…
Sigo…
Y trato de no mirar hacia atrás… jadeante y con mi pecho aplastado, arde cada célula de mi garganta, pero es necesario… el dolor es señal de cambio.
Cambia mi piel… la quemada cae, en girones hacia el mar y la nueva me envuelve abrazando los recuerdos… sale el sol…
Y camino… ya sabrás, mis rodillas arden y soplo la tierra de ellas, mis heridas sanan… y camino…
Y mi nueva piel se abriga en el olvido… al menos para no dolerme tanto…
Y cargo mi dolor, mis recuerdos… cargo contigo…
Y no miro hacia atrás…