domingo, 8 de noviembre de 2020

Nieve

 


Era una mañana algo extraña, la nieve caía con un silencio sepulcral, la gente, ovillada sobre si misma, se apresuraba a llegar a sus destinos, luego de haber sido sorprendidos por este manto de nieve que no había sido anticipado por los pronósticos. No soplaba ni una gota de viento, no se escuchaba mas que el silencioso rodar de los pocos autos que circulaban con precaución sobre las calles, parecía que de un momento a otro todo se había relentizado, se había detenido progresivamente, para dar paso a este fenómeno natural. Sólo un "Ya no nieva como en mis tiempos" se escuchó decir, de un abuelo que miraba los copos caer desde la ventana abierta de su hogar. Y entonces, esa calma que se había impuesto se rompió, como esas sacudidas que sufre un niño al comenzar a quedarse dormido sentado mientras dibuja, los autos aceleraron su marcha, la gente levantó la mirada y apresuraron sus pasos, el viento comenzó a arremolinar la nieve. Y todo volvió a su calma normalidad. 

lunes, 11 de mayo de 2020

Calla





Calla el alma que no canta, que no escribe, que no baila... calla con el mas atroz de los silencios. Calla con amargura y debilidad ante la fuerza de la vida, calla impecable y mordaz. Desestimando todo, hasta la seducción mas fina y perspicaz. Calla el alma, enmudece, cual amordazado poeta, cual amargado pintor, calla cuando duele, cuando llora, cuando duerme.... sin reparos, sin aviso ni compás. Y calla el mundo ante ese silencio, ensordecedor y quejumbroso, no hay susurros ni movimiento, se ha dormido el alma que sueña, el alma que grita, que ama. Solo queda esperar a que una nueva chispa sacuda su paz.

domingo, 10 de mayo de 2020

Morir y Vivir


Morir…
Morir de cualquier forma y en cualquier lugar…
Morir sorpresivamente, aún sin esperarlo, como una sacudida tormentosa en verano o irse consciente resignando la vida.
Morir joven cuando el alma está rebosante de bríos o morir viejo y marchito, con excelente salud o irremediablemente enfermo, en la más vasta soledad o acompañado, rápidamente o en lenta agonía como un pequeño pájaro en el más crudo invierno. Son solo caminos que nos llevan a un único e inevitable final. Deslizándonos aún sin querer a un nuevo y desconocido plano
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En cambio vivir…
Vivir con actitud plena, sin muchas complejidades, absorbiendo el viento que alimenta nuestras venas, asimilando el tiempo como nuestro bien más preciado, ese que corre escurridizamente veloz entre nuestros dedos.
Vivir… y que solo nos cueste la vida…
Apreciando el brillo de las miradas, aún si son de vidrio, aún si están vacías. Amando nuestras virtudes y abrazando con ímpetu nuestros defectos. Dejando libre el delirio, ese que nos hace bailar bajo la lluvia a brazos abiertos o reír a carcajadas cuando la belleza abunda. 
Vivir!
Sin reparos ni rencores. Cosechando amores que nos den cómodos silencios, almas afines que nos contagien coraje, amigos que en nuestros momentos más oscuros nos sostengan, para que al deslizarnos a la plácida muerte, estén allí… listos para seguir el viaje, aunque solo se perciba a lo lejos la más pura oscuridad.