sábado, 8 de enero de 2011

Luz


Luz




Ella gimió… pero era un tipo diferente de gemido, no era placer, no era amor… no era aquello que la había traído hasta este momento.  Ella frotó su vientre redondeado y en silencio elevó una pequeña plegaria al cielo, para que su niño este bien. Nuevamente gimió… todo era tan irrelevante ahora, algo trascendental  estaba a punto de acontecer en su vida, a pesar de que solo ella y unos cuantos más lo sabrían  e iban a ser feliz con ello.

Su vientre duro se tensó aún más y sus pulmones cansados y trabajando a su máximo nivel, trataron de retener con pequeñas respiraciones, la mayor cantidad posible de oxigeno. Aún lográndolo dolorosamente parecía un trabajo tan duro.

El doctor le pidió, casi como una orden, que respirara con pequeñas exhalaciones, ella lo miró incrédula y retuvo las palabras en su boca para comenzar a obedecer… él tenía razón, si ella lograba concentrarse y respirar de la manera que le había dicho, el dolor disminuía.

Pero a pesar de eso… aún dolía.

Algo parecía desgarrar su vientre y se sentía partir en dos, una ruptura que la recorrió desde la punta de sus pies hasta su coronilla, un dolor que loa traspasó...

Y gritó…

A pesar de que alguien sostenía su mano, trazando círculos sobre su piel con el pulgar, a pesar de que respiraba y había sido una chica obediente… ella gritaba.

Parecía que no iba a poder hacerlo, no iba a poder… era tan desesperante! Porque ella lo deseaba, estaba poniendo todo de ella misma para lograrlo. Ella deseaba pujar, ella deseaba dejar de gritar para poder respirar, ella deseaba poder hacerlo mejor, pero estaba tan asustada… ella temía hacer todo mal.

_Puja!_ ese grito demandante, a toda voz, resonó en sus oídos, fue el pequeño motor que le dio energías para acatar la orden, su mismo cuerpo lo hacía casi involuntariamente… ella debía hacerlo.

Puso todo de sí.

Reunió todas sus fuerzas necesarias y ahogó un grito mientras se doblaba en si misma y empujaba con todas sus fuerzas a esa vida por nacer. El mundo desapareció…

Y uno nuevo dio a la luz…

Un pequeño llanto la hizo jadear y abrir los ojos, que aún empañados y nublados por su sudor, pudieron enfocarse en ese ser diminuto que lloraba por primera vez. En manos enguantadas de blanco, esa parte de ella se removía asustada al haber salido a la vida, y ella lloró… pero de felicidad…

Ella lo ayudaría… la vida no era tan mala después de todo.

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Dedicado a mi hermana, que me hizo recordar lo hermoso que es ese instante...